21/5/07

Por Por Daya Sarai Chocron

Las piedras son entidades importantes: viven, respiran, transmiten, reaccionan, brillan y palpitan. Sus vibraciones y sus frecuencias vibratorias, que actúan en nuestro ser, pueden utilizarse para equilibrar, transformar y armonizar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu.

Cuando éramos niños, padecíamos instintivamente el magnetismo de las piedras, al punto de llevarlas a casa con intención de guardarlas, observarlas y... conversar con ellas. Algunos padres, por cierto, se apresuraban a botarlas –¡vaya idea, juntar piedras!- rompiendo de ese modo, sin saberlo, una íntima relación entre nosotros y nuestra madre, la Tierra.

Con la edad, hemos experimentado la necesidad de purificar nuestros cuerpos y nuestras almas. Al hacerlo, hemos redescubierto los vínculos sensibles que nos unen con la naturaleza. Nos corresponde, en efecto, a nosotros, en tanto seres responsables, ponernos en armonía con los elementos, equilibrar nuestro factor vital en función de su poder y reconciliarnos con los grandes miembros de la gran familia de la que formamos parte: con nuestra madre la Tierra, nuestro padre, el Cielo, nuestro abuelo, el Fuego, y nuestra abuela, el Agua.

Las piedras constituyen la manifestación de la Luz y de la vida: colores, estructuras, irradiación, transparencia y claridad. Para mí, su belleza es mágica, mística, misteriosa. Son las estrellas de la Tierra, a las que la vida les ha otorgado el don de todas las cualidades de la Luz. La luminosidad de la piedra es la prueba de su gran evolución. En el reino mineral, existe el crecimiento en espiral, como si las piedras, al igual que las plantas, intentaran, acercándose a la Luz, volverse cada vez más perfectas, cada vez más radiantes.

Las piedras nos dirigen múltiples mensajes que, cuando se sabe descifrarlos, son otras tantas lecciones de belleza y de luminosidad. Son la transparencia de la Luz –la materia "límpida"- y si han aceptado cristalizarse, fue para ofrecernos sus formas.

También nosotros somos formas vivas que crean otras formas. Las piedras son nuestras amigas, nuestras hermanas. Tienen poderes ocultos y pueden ayudarnos a volvernos mejores. Juntos podemos crear un mundo armonioso, pues el misterio del arco iris reside dentro de cada uno de nosotros.

Elección de una Piedra

La formación de las piedras es un proceso sagrado, que sigue siendo un misterio a pesar de las explicaciones laboriosas, que han intentado darnos los científicos. De todos modos, conocer las diferentes sustancias químicas que componen las piedras es insuficiente para explicar sus propiedades y sus poderes. Tanto lo misterioso como lo sagrado forman parte del Universo y para creer en el misterio es necesario experimentarlo personalmente.

Según creo, conviene recordar que es importante abrir el corazón ante las piedras. Ten confianza en tu intuición y tus sentimientos. No intentes "razonar" tu elección. Quizás desees tener una piedra que corresponda a tu signo zodiacal, pero no te limites a esa sola elección. Deja que tu "yo" profundo te guíe hacia las piedras de las que tienes necesidad en un determinado momento por causa de su color y de sus propiedades. Date tiempo para contemplarlas y, entre ellas, habrá una o dos que te llamarán más particularmente la atención. En ese caso, serán ellas las que tendrán necesidad de ir hacia ti.

Limpieza de una Piedra

La piedra que has elegido o que te ha elegido a ti debe ser limpiada, lavada y purificada. A causa de su gran sensibilidad, contiene en sí vibraciones e impresiones que es preciso eliminar, especialmente si esa piedra ha sido ofrecida por una persona enferma o fallecida. No son las piedras mismas las que pueden perjudicarnos, sino los pensamientos de los demás de los que están impregnadas y que pueden presentar inconvenientes.Puedes perfectamente lavar tu piedra en agua, agregando algunas veces un poco de sal de mar. Para una limpieza completa, déjala sumergida de seis a ocho horas en esa agua salada.

Si tu piedra ha perdido su brillo, es necesario hacerla pulir nuevamente, a no ser que la hagas volver a tallar. Si la entierras durante una noche entera, se recargará de energía terrestre. Si la expones al sol después de haberla lavado, se cargará de energía cósmica. El Sol es una gran fuente de energía y las ayuda a purificarse.

Conviene, pues, hacerles tomar regularmente un baño de sol, y concebir pensamientos positivos acerca de ellas, pues los negativos se volverán contra tuya como otros tantos búmerangs. Existen abundantes historias, y aun leyendas, sobre piedras maléficas. Pues bien, jamás una piedra, sea cual fuere, engendra energías negativas; estas últimas sólo son el producto de los pensamientos perjudiciales y las malas intenciones de la persona que posee la piedra en cuestión.Una vez que tu piedra ha sido limpiada y expuesta al Sol, está ya pronta para ayudarte con toda la fuerza de su Luz. Es tu aliada y tu amiga. Agradécele, utilízala, llévala y dile que la amas. Evolucionarán juntos. ¡Qué sea para bien!

Piedras Viejas y Nuevas

Ciertas piedras son viejas, otras son jóvenes. Sucede con las piedras igual que con las almas. La Tierra las crea constantemente. A menudo, he llorado al visitar minas, pues no me era posible soportar ver a nuestra madre, la Tierra, violada por seres humanos codiciosos con sólo una idea en la cabeza: apoderarse de piedras preciosas. Un día, recibí un mensaje: las piedras son regalos que nos ofrece la Tierra, regalos que debemos respetar, amar y utilizar plenamente conscientes de lo que hacemos.

Por cada piedra que la Tierra nos da, fabrica otra en su seno. De ese modo, se conserva el equilibrio. Este trabajo constante de la Tierra es la prueba de que desea participar de nuestro desarrollo hasta la iluminación final. La Tierra es rica y sabe dar. Ante su generosidad, la única actitud que nos cabe es darle testimonio de nuestra inmensa gratitud y tomar conciencia de nuestra responsabilidad en relación con el reino mineral.

Los Colores y Las Piedras

Las indicaciones que siguen nos permitirán utilizar los rayos luminosos y las piedras con ellos vinculadas, con el fin de recuperar la salud sobre los tres planos: el físico, el mental y el espiritual.

Plano FísicoApaciguamiento :todas las piedras verdes

Revitalización : todas las piedras anaranjadas

Inspiración y estimulación : todas las piedras rojas y verdes

Plano MentalApaciguamiento : todas las piedras índigos y verdes

Revitalización : todas las piedras verde esmeralda y lapislázuli azul real

Inspiración y estimulación : piedras amarillas y doradas como el topacio, y violetas como la amatista

Plano EspiritualApaciguamiento : piedras azul pálido como el topacio azul o el zafiro azul

Revitalización : piedras doradas o piedras rosa

Inspiración y estimulación : todas las piedras violetas y las piedras púrpuras

PlanetaSigno que Rige Piedras Asociadas SolLeo Esmeralda, onix rojo, rubí

20/5/07

Todo pasa

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de lacorte:

Me estoy fabricando un precioso anillo. Heconseguido uno de los mejores diamantes posibles.Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensajeque pueda ayudarme en momentos de desesperación total,y que ayude a mis herederos, y a los herederos de misherederos, para siempre. Tiene que ser un mensajepequeño, de manera que quepa debajo del diamante delanillo. Todos quienes escucharon eran sabios, grandeseruditos; podrían haber escrito grandes tratados, perodarle un mensaje de no más de dos o tres palabras quele pudieran ayudar en momentos de desesperacióntotal... Pensaron, buscaron en sus libros, pero nopodían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también habíasido sirviente de su padre. La madre del rey muriópronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lotrataba como si fuera de la familia. El rey sentía uninmenso respeto por el anciano, de modo que también loconsultó.

Y éste le dijo:

- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico,pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida enpalacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y enuna ocasión me encontré con un místico. Era invitadode tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba,como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - elanciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló yse lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenloescondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lodemás haya fracasado, cuando no encuentres salida a lasituación.

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido yel rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballopara salvar la vida y sus enemigos lo perseguían.Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegóa un lugar donde el camino se acababa, no habíasalida: enfrente había un precipicio y un profundovalle; caer por él sería el fin. Y no podía volverporque el enemigo le cerraba el camino. Ya podíaescuchar el trotar de los caballos. No podía seguirhacia delante y no había ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó elpapel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamentevalioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ".Mientras leía "esto también pasará" sintió que secernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que leperseguían debían haberse perdido en el bosque, odebían haberse equivocado de camino, pero lo cierto esque poco a poco dejó de escuchar el trote de loscaballos.

El rey se sentía profundamente agradecido alsirviente y al místico desconocido. Aquellas palabrashabían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió aponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos yreconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capitalhubo una gran celebración con música, bailes... y élse sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estabaa su lado en el carro y le dijo: Este momento tambiénes adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoyvictorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoydesesperado, no me encuentro en una situación sinsalida.

- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólopara situaciones desesperadas; también es parasituaciones placenteras. No es sólo para cuando estásderrotado; también es para cuando te sientesvictorioso. No es sólo para cuando eres el último;también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Estotambién pasará", y nuevamente sintió la misma paz, elmismo silencio, en medio de la muchedumbre quecelebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, habíadesaparecido. El rey pudo terminar de comprender elmensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano

ledijo:

- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ningunaemoción son permanentes. Como el día y la noche, haymomentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptaloscomo parte de la dualidad de la naturaleza porque sonla naturaleza misma de las cosas.