La fina lluvia de la mañana golpeaba suavemente los cristales de la ventana que entreabierta dejaba pasar la fría brisa del alba. Cada gota era un compendio de diferentes sonidos que al prestarle atención volvía a sentir la misma sensación, una sensación que me lleva y me adormece de nuevo, en un placentero despertar...
Esa mañana era especial, toda una cadena de sensaciones recorrían mi cuerpo al escuchar de nuevo la melodía que llegaba a mi ser. Tumbada en la cama, sintiendo la suavidad de las sabanas de seda y el olor de la tierra mojada, me transportaban a un lugar muy lejano, tan lejano que ni el tiempo recuerda... Ese tiempo donde las calles olían a especias, especias de todo tipo donde las calles tenían colores, el murmullo de la gente era cordial y familiar...
Recuerdo entre mis recuerdos la misma escena, solo que el escenario era muy diferente, grandes praderas llenas de frondosos árboles, donde el sol solo calentaba sus copas mas altas. La vegetación frondosa del exterior, solo dejaba entrar la suave brisa del alba. La ventana, abierta de par en par... Las cortinas blancas de seda cubrían la habitación al levantar el vuelo acompañando el sonido de los pájaros y de la fina lluvia... Allí estaba, en otro lugar, en otra época...
La diferencia entre el recuerdo y el ahora es que, tu... tu estabas a mi lado, sintiendo la misma sensación, los mismos olores y colores... Tumbado a mi lado susurrando me nuestra canción, mientras en mi mente pasaban las imágenes de aquella noche, en el cual jamas olvidaré el placer de tener tu cuerpo vibrando al compás del mio, juntos, dos cuerpo pero un mismo ser...
Ahora, cada vez que recuerdo la misma escena me pregunto, si todo había sido un sueño o fue una realidad...
